Violencia contra grupos vulnerables es resultado de la materialización de las personas

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Conforme van regresando las actividades cotidianas, también van regresando acciones que nos llaman la atención, nos duelen y nos hacen pensar como sociedad en que hemos fallado.

Si bien los delitos como robo, secuestro, extorsión disminuyeron con el confinamiento, los delitos relacionados con violencia física, ya sea al interior del núcleo familiar o en la calle, han mostrado un incremento importante.

Tan solo la semana pasada hablamos del caso de un hombre que golpeo a una mujer y quedo detenido no por la violencia ejercida, sino por traer un arma y drogas, también tocamos el tema de una persona en situación de calle que agredió a un pequeño de tan solo dos años que caminaba con su madre, la muerte de un adulto mayor a consecuencia de una agresión sufrida en la calle, el fin de semana una mujer fue arrojada de un doceavo piso tras discutir con su pareja.

Esto es solo una muestra de lo que pasa a diario no solo en la Ciudad de México, sino en todo el país, para el maestro en psicología y psicoterapeuta, Joel Cuellar López, quien ha trabajado con personas en proceso de readaptación social.

El confinamiento, la situación económica y la incertidumbre, han hecho que los niveles de irritabilidad se incrementen y con esto las agresiones, aunque los niveles de violencia no se han modificado, más bien ahora son más visibles y denunciados, hace algunas décadas si alguien golpeaba a una mujer nadie decía nada, era común ver peleas por incidentes de transito e incluso a padres golpeando y humillando a sus hijos en la calle.

“Muchas de las cuestiones que hoy en día identificamos como violencia, estaban invisibilizadas y normalizadas, incluso eran legales, hace no mucho tiempo por ejemplo de manejo económico, eran ilegales para las mujeres a menos que un hombre diera la autorización”

Muchos adjudicamos estas acciones a la pérdida de valores, pero no es tan sencillo el tema, ya que la pérdida del poder adquisitivo, la marginación, la materialización de las personas, ha generado una división social más allá de las clases, se trata del valor que nos damos como persona.

Esa violencia es resultado del pensar que por tener algún bien material, nivel educativo, condición física o edad, somos mejores o valemos más que las personas que no están a lo que muchos consideran su “altura”, lo cual hace que, al momento de algún altercado, se piense que se tiene el derecho de agredir, insultar y humillar.

O en su defecto ese sentimiento puede ser a la inversa y dejar maltratarnos o violentarnos por pensar que no valemos como persona.

“Estas personas han sido violentadas, incluso por sus seres queridos y no encuentran una cuestión moral o inmoral en violentar a otros individuos”