Este jueves, las sirenas antiaéreas sonaron en todo el territorio de Ucrania, debido a que el Ejército ruso intensificó sus ataques desde aire y mar con misiles de crucero y drones bomba, aumentando el daño a la infraestructura energética ucraniana.

Numerosas explosiones se registraron en Kiev, la capital, así como en otras importantes ciudades, como Lviv, Odesa, Dnipro y Járkov. Las autoridades advirtieron de nuevos cortes al suministro eléctrico, por lo que pidieron a la población recargar sus teléfonos y todas sus fuentes de energía.

Los ataques de hoy, en los que se dispararon 69 misiles, de los cuales, 54 fueron derribados, son los últimos de una serie de bombardeos contra la infraestructura vital y civil de Ucrania.

La ofensiva de hoy también ocurrió pocas horas después de que Rusia rechazó la propuesta de Ucrania para iniciar conversaciones de paz a principios de 2023, solo si se retira de territorio ucraniano y pone fin a la invasión.

En medio del endurecimiento de la ofensiva rusa, el Gobierno de Bielorrusia, uno de los principales aliados de Rusia, denunció la caída de un misil de defensa aérea ucraniano en su territorio. Aunque se informa que no hubo daños a la población civil, el Gobierno de Minks convocó al embajador de Ucrania para hacerle llegar la protesta formal por el incidente, que calificó de extremadamente grave.

En respuesta, el Ministerio de Defensa de Ucrania consideró que el misil interceptado por Bielorrusia podría haber sido lanzado por Rusia en un intento de provocación deliberada y de desesperación por involucrar a Bielorrusia en el conflicto.

Por su parte, el ministro ucraniano de Exteriores, Dimitro Kuleba, dijo que esta “barbarie sin sentido” contra ciudades ucranianas pacíficas ocurre antes de Año Nuevo, en tanto que Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, advirtió que no habrá impunidad para los crímenes de guerra cometidos por Rusia.