En la provincia ucraniana de Jersón, parcialmente controlada por Rusia, se declaró el estado de emergencia tras la explosión en la presa de Nova Kajovka, que ha provocado severas inundaciones por el aumento del nivel del río Dniéper.  

Más de 5 mil 900 habitantes han sido evacuados, pero se estima que entre 22 mil y 40 mil personas se encuentran en la zona de riesgo. También se informó que al menos siete personas se encuentran en calidad de desaparecidas.  

Durante una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), los embajadores de Ucrania y Rusia se acusaron nuevamente del colapso, que calificaron como desastre ecológico y acto terrorista.  

El Gobierno de Ucrania insistió que el incidente fue un ataque ruso, mientras que Rusia aseguró que fue un sabotaje de bandera falsa perpetrado por los ucranianos.  

Aún se está evaluando el impacto de la rotura de la presa, pero es probable que tenga consecuencias graves a largo plazo en el terreno humanitario, advirtió la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, ya que puede afectar a miles de personas en ambos lados del frente de batalla, incluida Crimea, que recibía agua a través de la presa.   

Al respecto, Ucrania advirtió sobre el peligro de las minas flotantes desenterradas por las inundaciones, así como de la propagación de enfermedades y productos químicos peligrosos.