Más de 22 mil personas han perdido la vida y al menos 82 mil 900 resultaron heridas en Siria y Turquía, tras el sismo de magnitud 7.8 del lunes pasado.
En Turquía, el número de víctimas mortales aumentó a por lo menos 19 mil 388 y a 77 mil 711 el de heridos, de acuerdo con cifras oficiales, mientras que en Siria, los decesos se contabilizan 3 mil 384, de los cuales, 2 mil 37 ocurrieron en áreas controladas por los rebeldes y mil 347 en las zonas controladas por el Gobierno.
De esta forma, la tragedia ha superado las cifras de otros terremotos, como el ocurrido el 11 de marzo de 2011 en Fukushima, Japón, que dejó más de 20 mil fallecidos.
En tanto, continúan las labores de rescate en busca de personas con vida que pudieran estar atrapadas entre los edificios colapsados, tareas que se complican debido a las temperaturas de hasta cinco grados bajo cero.
En Turquía, muchos sobrevivientes se quedaron sin hogar y podrían enfrentar “un desastre secundario”, ya que el frío y la nieve provocan “condiciones horribles que empeoran”, alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Siria, la entrega de suministros se complica por la guerra civil entre fuerzas opositoras y el gobierno del presidente Bashar al-Assad, a la que se suman las sanciones de la comunidad internacional contra el régimen sirio por violaciones a las garantías individuales.
De tal forma, las áreas controladas por los rebeldes dependen de grupos de ayuda, incluida la Organización de Naciones Unidas (ONU), que solo ha podido enviar dos convoyes de ayuda humanitaria desde el lunes, lo que contrasta con la situación en Turquía, donde al menos 70 países y 14 organizaciones internacionales han ofrecido equipos de rescate, donaciones y ayuda.