El presidente de Rusia, Vladimir Putin, amenazó con recortar la producción de petróleo, ante el tope de precios que la Unión Europea, el G7 y Australia impusieron al crudo ruso.
Aseguró que el techo de 60 dólares por barril corresponde a los precios actuales y no impactará en la economía de su país, aunque si es perjudicial para los mercados energéticos del mundo.
Advirtió que como resultado de la medida, la inversión mundial caerá a cero, lo que provocará un alza en los precios del petróleo, afectando principalmente a los países que decidieron imponer el límite.
El mandatario ruso también afirmó que están listos para llegar a acuerdos sobre Ucrania, pero dejó en claro que no modificarán sus condiciones, lo que implica, entre otras cosas, que el Gobierno de Kiev tendrá que aceptar la pérdida de Crimea, así como de las regiones de Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk.
No obstante, afirmó que analizarán con quien van a negociar, al manifestar su decepción por el fracaso de los acuerdos de paz de Minsk en 2015, luego que la excanciller de Alemania, Angela Merkel, en recientes declaraciones aseguró que esos acuerdos permitirían a Ucrania ganar tiempo para poder defenderse mejor de un ataque ruso.
En este contexto, Vladimir Putin advirtió nuevamente que cualquier país que lance un ataque nuclear contra Rusia será aniquilado.
En tanto, el Gobierno de Ucrania centra parte de sus esfuerzos en restaurar su infraestructura dañada por los ataques rusos, para evitar que sus ciudadanos se queden sin luz durante el invierno.
Ukrenergo, operador nacional de electricidad en Ucrania, informó que la infraestructura energética en la zona de Jersón está prácticamente destruida por los bombardeos rusos.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, afirmó que 62 por ciento de los objetivos de las tropas invasoras son civiles y los ataques a los pueblos ucranianos recuerdan a los bombardeos nazis y que los crímenes rusos contra los ucranianos no tienen precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.