En China, personal médico se prepara para hacer frente a una nueva ola de contagios de Covid-19, que se han disparado después de que el gobierno relajó su política “cero covid”, en respuesta a las violentas y multitudinarias protestas contras las estrictas medidas sanitarias.

Las autoridades reconocen que es casi imposible tener un registro real de los casos por la falta de test masivos, así como por la eliminación de las restricciones de viaje y de los confinamientos aplicados desde el comienzo de la pandemia.

Esta inquietud es compartida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que advirtió que la nación asiática experimenta un gran aumento de casos, pero los datos que ofrece son poco confiables porque se realizan menos pruebas.

Además, las autoridades chinas anunciaron que limitarán la definición de decesos por COVID-19 a los fallecidos por neumonía o insuficiencia respiratoria, lo que agravará la certeza de los datos, ya que a nivel internacional se estima que los decesos en China están subestimados desde el inicio de la pandemia.

Empleados de cementerios reportan un incremento notorio en los entierros durante los últimos días,mientras que en los hospitales de las grandes ciudades se registra un número inusual de ingresos, sobre todo de adultos mayores.

Y es que en China, miles de ancianos no cuentan con el esquema completo de vacunación, lo que aumenta el temor de muerte masiva entre este sector de la población a causa del virus Sars-CoV-2.