El máximo recinto cultural del país le volvió a abrir las puertas la última Gran Diva de la Época del Oro del Cine Mexicano, pero esta vez para rendirle un homenaje póstumo a dos días de su muerte.
La carroza que transportó el féretro de Silvia Pinal llegó puntualmente a las 11 de la mañana del sábado al Palacio de Bellas Artes. Pocos minutos después, el cuerpo ocupó el lobby principal, que ya estaba adornado con miles de flores blancas, rehiletes y fotografías de la actriz, productora, empresaria y política.
No toda la familia estuvo presente, pues llamó la atención la ausencia de Luis Enrique Guzmán, hijo de Doña Silvia; y Frida Sofía, nieta de la actriz.
La primera guardia estuvo montada por las hijas, Sylvia Pasquel y Alejandra Guzmán; las nietas, como Stephanie Salas; y las bisnietas, como Michelle Salas y Camila Valero, quienes estuvieron acompañadas por la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, quien sentenció lo siguiente: “El pueblo de México la recordará con orgullo y dignidad, aquella que construyó un puente entre la ficción y la realidad del país, cuyos personajes rompieron con los estereotipos que dominaron una época, al mostrarse sumisas, irreverentes y sensuales, las mujeres que representó Silvia Pinal en la pantalla fueron testimonio vivo del parteaguas entre dos tiempos”.
Las palabras emotivas fueron pronunciadas por las hijas de Doña Silvia, quienes entre lágrimas y con voz entrecortada agradecieron el cariño del público. Así habló Sylvia Pasquel: “Para todo el público mexicano es una pérdida, pero para nosotras, su familia, se va nuestra amada madre… 4’48’’… agradecemos todas las muestras de cariño; sus palabras en estos momentos de dolor son un bálsamo. Y digo ‘dolor’ porque duele mucho perder no sólo a la más grande diva de este país, dolor que todos los que la miran, quieren y admiran, compartimos. Habla del dolor que parte mi corazón al perder al más grande amor, a mi niña, a mi madre amada, con la que compartí desde una concha de dulce hasta la caricia más tierna o la oración más sentida”.
Alejandra Guzmán lloró durante todo el homenaje, recordó que toda su familia estuvo junta en el último suspiro de su mamá y habló del matriarcado en el cual creció: “Siempre me enseñó que este matriarcado tenía siempre magia, siempre arte, siempre cosas que llevaremos todas y creo que esa es la mejor herencia que puedo tener, esa casta, esa raíz que echó hasta el final, siempre. Y quiero que sepan que se fue tan en paz y tan tranquila, que se merecía ella descansar”.
Más adelante, Stephanie Salas contó que su abuela siempre le enseñó a sentirse como una mujer fuerte, amada y trabajadora; Camila Valero explicó que el gran consejo que le dio su bisabuelita es que siempre estudiara a los personajes que interpreta frente a las cámaras; mientras que Michelle Salas describió a Silvia Pinal como una mujer adelantada a su época: “Abuela, sé que me miras desde un lugar de paz sabiendo que cumpliste tu propósito aquí, en la tierra. Hoy te dejo ir, no con sufrimiento, sí con gratitud y plenitud porque en cada decisión que tomo, estarás tú, guiándome como siempre lo hiciste. Voltearé al cielo y escucharé tu voz diciendo, ‘pórtate bien, canija’”.
Después de estas palabras de su familia, el público comenzó su procesión frente al féretro para despedirse de la estrella del cine, teatro y televisión, al tiempo que sonaba el mariachi con la voz de Humberto Cravioto; la orquesta también se escuchó, mientras cantaba María del Sol y el Coro del Teatro Bellas Artes. La familia también hizo partícipe de los abrazos a Efigenia Ramos, quien fue asistente de la actriz y empresaria en los últimos 35 años.
La familia de la Última Diva de la Época de Oro del Cine Mexicano recibió palabras de aliento del público y abrazos de sus amigos y colegas, como Laura Zapata y Patricia Reyes Spíndola. Por su parte, Luis Miguel envió una corona de rosas blancas.
El homenaje póstumo terminó a la 1 de la tarde, cuando el mariachi entonó “Las Golondrinas” mientras su féretro era retirado el vestíbulo principal del Palacio de Bellas Artes.
La familia regresó a la funeraria García López Casa Pedregal, ubicada en el Sur de la Ciudad de México para continuar con la cremación.