Gerardo Liceaga, ex diputado, comentarista de deportes y sobreviviente de cáncer terminal que solo le daba tres meses de vida, ahora envía su mensaje de amor a la vida y no al dinero, a través de su primer cortometraje “Un balón”.
La filmación, realizada junto con Octavio Maya, lleva como primer personaje al esférico, ese que se patea en todas partes del mundo, y al que le da voz el primer actor Héctor Bonilla, fallecido en noviembre pasado.
En sus cuadros, Liceaga invita a la reflexión del juego desinteresado del fútbol y de la propia existencia.
-¿Qué te deja hacer un cortometraje?- fue la pregunta a su llegada a las Diosas de Plata, la noche de este martes.
-Poner mi granito de arena. Ahora que estuve en la política (como legislador del PRI) creo que lo que descubres realmente, es que el deporte es el mejor vehículo para sacar a la comunidad de la miseria y alejarla de los vicios. Darle la oportunidad a los chavos de crecer y desarrollarse, ese es el tema. Creo que con el corto lo que dejo es prácticamente eso que yo vi en la sociedad, y que podríamos ayudar muchísimo, a abatir los niveles de drogadicción. El fútbol viene encausado y es el mejor motor para crear buenos ciudadanos-.
La alegría de los niños, divididos en dos equipos, pateando un viejo balón que cumple con su misión de dar alegría, sin ser usado por la mercadotecnia, es parte de esta historia.
-¿Qué te inspiró a realizar este cortometraje?-
-Fue una noticia, la de un jugador que todavía no cumplía 18 años, y le iban a dar una cláusula que valía 800 millones de euros (Kylian Mbappé), y de ahí empezó el proyecto, de cómo es que el fútbol, que probablemente ha perdido ese entorno lúdico con el que fue creado, para divertirse… y que ahora un jugador cueste 800 millones de euros… ¿Cuántos jóvenes podrías hacer que lograran su sueño, de ser futbolistas, con 800 millones de euros? Entonces, me hice esa pregunta, y junto con Octavio Maya le dimos al guion. Nos pareció que era un muy buen tema encontrar la famosa contraparte: un balón humilde, desgastado, parchado, que les habla a los balones nuevos para decirle que el dinero no lo es todo en la vida-.
Liceaga, quien descarta un posible regreso a la política, y que ha encontrado en el cine una nueva pasión, recuerda el origen del balón, ser usado de manera libre en cualquier lugar y no enclaustrarse en estadios, ni en grandes escenarios. Esa es su verdadera esencia, sin engancharse a temas monetarios.
-Pero llega un momento en el que se corrompe el juego, los niños que aspiran o quieren un balón, difícilmente lo hacen por amor al arte, pero ahora reconocen que es la oportunidad que tienen para salir de la miseria en la que están. Entonces el tema de un jugador ya no es llegar a ser el mejor por ser el mejor, también quieren ser el mejor por ser el mejor pagado-.
Ya en pantalla, “Un balón” muestra lo lúdico que a nivel mundial representa el correr con una sonrisa tras éste; y él mismo, como personaje central, lo narra así, a través de la voz de uno de los actores más queridos de México.
-¿Héctor Bonilla fue una pieza importante?-
-Fue importantísimo, se tenía en mente muchos otros actores que podían hacer de un balón esa voz, entre ellos Joaquín López Tarso. Me acuerdo perfecto. Y Octavio (el codirector) lleva a Héctor Bonilla, ¡y Héctor era la voz del balón, de verdad extraordinario, un placer dirigirlo, un hombre extraordinario! Un hombre de cine. Lo más importante para nosotros fue que él era la voz del balón, ¡él era el balón!
Es un proyecto dirigido a los jóvenes
que tienen aspiraciones a ser mejores, “pero que sepan que, dentro de esa búsqueda, puedan ser como Sadio Mane, el africano que regresa a su comunidad y todo lo que gana lo convierte en escuelas y en hospitales. Es un gran jugador”.
“Un balón” está medio parchado, como la sociedad actual, dice el cineasta, “pero en nosotros queda volverlo a levantar, volverlo a parchar e inflarlo de nuevo, yo no veo que no se pueda. Yo creo que todos lo sentimos así. Tendrías que ser un verdadero necio si crees que estamos pasando la mejor etapa como país. Yo creo que el tema importante es ese, hay que inflar el balón, hay que parcharlo, pero es responsabilidad de todos, no de uno solo. Todos tenemos nuestro granito de arena que poner ahí”.