La organización Greenpeace lanzó diez de cuestionamientos al Gobierno de México sobre la supuesta “protección ambiental” y el “turismo sustentable” del megaproyecto insignia del oficialismo en el sureste mexicano: el Tren Maya.
Tras la inauguración de los tramos 6 y 7 la organización pregunta:
1.- ¿Cómo puede justificarse un megaproyecto que dice “proteger el medio ambiente cuando ha deforestado más de 10 millones de árboles en cerca de 7 mil hectáreas? Una extensión que equivaldría a 9 mil 500 campos de fútbol juntos, o a 10 veces el bosque de Chapultepec.
“La creación de áreas protegidas no compensa el daño irreversible a ecosistemas únicos que han sido fragmentados”, advirtió la ONG.
2.- ¿Qué hay de “sustentable” en el turismo masivo?
La sobreexplotación de la naturaleza y el desplazamiento de comunidades locales está a la orden del día por la voracidad inmobiliaria y los mega desarrollos turísticos.
La Selva Maya se está talando a una velocidad de 190 hectáreas diarias. Los cambios de uso de suelo no paran, las privatizaciones de la tierra siguen y siguen.
3.- ¿A qué hora piensan escuchar a las comunidades indígenas?
Y es que aunque dicen que el Tren Maya se construyó “con y para las comunidades”, las múltiples denuncias de pueblos indígenas sobre consultas irregulares, falta de consentimiento informado y afectaciones a sus territorios y formas de vida parecen estar humedeciéndose en alguna de sus gavetas.
4.- ¿El desarrollo y progreso del que tanto hablan para quién es exactamente? Más allá de las condiciones inseguras y temporales de los 600 mil trabajadores de la obra.
5.- ¿Qué beneficios reales están obteniendo estas comunidades más allá de empleos precarios en un proyecto que está destruyendo sus paisajes y modos de vida?
6.- ¿No es más bien otra de esas trampas que sólo terminan beneficiando a los mismos ricos de siempre?
7.- ¿Nos pueden explicar por qué más de la mitad de los recursos públicos etiquetados para mitigar y adaptarnos al cambio climático se fueron al tren?
8.- Y si a esto sumamos el recorte propuesto de casi 40 por ciento al presupuesto a la Semarnat, ¿Cómo le vamos a hacer para cumplir los objetivos ambientales y climáticos del país?
9.- ¿Hasta cuándo nuestro derecho al acceso a la información pública va a estar restringido por la militarización de la región y la famosa etiqueta de “seguridad nacional”? La militarización de la construcción y operación del Tren Maya plantea serios cuestionamientos sobre la transparencia, rendición de cuentas y el creciente panorama de violaciones a los derechos humanos.
10.- Entonces, ¿Cuándo nos sentaremos comunidades, ciudadanía, expertos y gobiernos a hablar y trabajar para blindar la Selva Maya del peligro que la acecha?, concluye el comunicado.