Pese a que el jaguar es un símbolo cultural y ecológico de México, solo el 26.9% de su hábitat en el país es área protegida, a diferencia de Bolivia y Colombia, que tienen más del 60%, de acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
En el marco del Día Internacional de este majestuoso felino (29 de noviembre), la activista María José Villanueva hizo un llamado urgente al Gobierno mexicano a reforzar las políticas de conservación ante amenazas como la degradación de su hábitat y cacería.
“Los jaguares requieren grandes extensiones de territorio para moverse […] Afortunadamente son resilientes y son altamente móviles. Cuando salen de áreas protegidas, necesitamos asegurar que existan corredores donde ellos puedan pasar y en donde no corran el riesgo de encontrarse en conflicto con poblaciones locales”
“Un ecosistema con jaguares es un ecosistema sano”, subrayó.
Señaló que hasta el último censo de la especie, en 2018, se registraron 4 mil 800 ejemplares, pero con la construcción del Tren Maya todavía se desconoce cuánto pudo disminuir su población.
Villanueva apuntó que invertir en la conservación de los hábitats del jaguar no solo es una responsabilidad ambiental, sino también una estrategia económica de alto valor.
“Debemos trabajar en nuevos proyectos o proyectos existentes que contemplen la biodiversidad y no estoy hablando solamente de trenes, estoy hablando de la expansión inmobiliaria en la región y la expansión de la frontera agrícola”, agregó.






