A tres años del asesinato de los dos sacerdotes jesuitas de la Sierra Tarahumara de Chihuahua, Javier Campos y Joaquín Mora, la Arquidiócesis de México subrayó que la paz no es un decreto, sino “un esfuerzo colectivo” que debe romper los círculos de odio y exclusión.
A través del semanario Desde la Fe, hizo un llamado urgente a la sociedad, incluyendo gobiernos e instituciones, a “desarmar las calles”, no solo de armas físicas, sino también simbólicas: el lenguaje de odio, la indiferencia, la corrupción y la mentira, que alimentan la violencia desde sus raíces.
“El Reino de Dios también se edifica desde aquí, con manos que consuelan, palabras que unen y corazones desarmados que creen que otro país es posible”, se lee en el texto.
La Iglesia señaló que la sangre derramada no debe ser en vano, sino el cimiento de un país donde la vida sea respetada y celebrada.
