Casi la mitad de los maestros en el mundo no recibieron o recibieron poca capacitación sobre violencia escolar durante su formación docente.

Solo tres de cada cuatro son capaces de identificar la violencia física y sexual, pero es poco probable que reconozcan algunas formas de violencia psicológica, en tanto que cuatro de cada cinco piensan que es su responsabilidad crear un ambiente escolar seguro, pero no siempre intervienen.

De igual forma, cuatro de cada cinco docentes ayudan a las víctimas, pero sólo la mitad interactúa con los estudiantes que presencian la violencia, de acuerdo con una encuesta realizada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Esto se debe a que no existen mecanismos institucionales para canalizar la ayuda de maestros y maestras en estos casos, lo que conlleva a que niños y niñas enfrenten esta realidad sin el soporte docente e institucional, lo que se contrapone a una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que en 2014 estableció que la integridad de alumnos y alumnas es responsabilidad de la escuela.

En México, 55 por ciento de los profesores de primaria admite situaciones de violencia en sus grupos y uno de cada 5 estudiantes de secundaria reportó que sufrió agresiones en la escuela.