Lamento por la muerte de Marciano Cantero

Foto: Cortesía OCESA

El rock en español no se podría entender sin la presencia, la energía y las canciones de algunas bandas que surgieron hace más de cuatro décadas en México, España y Argentina.

 

Esas guitarras que sonaban acompañadas con la batería y con voces que hablaban nuestro idioma, el idioma de la “ñ”, un rock más cercano.

 

En 1979, Argentina vio nacer a Los Enanitos Verdes. Su líder era un joven procedente de Mendoza que tuvo tal fascinación por The Beatles, que le pidió a su hermano que le enseñara a tocar la guitarra y el bajo. Su nombre era Horacio Cantero Hernández, aunque más adelante fue rebautizado por sus colegas y el público con el nombre de “Marciano”.

 

Gracias a los discos titulados “Enanitos verdes”, “Contrarreloj”, “Habitaciones extrañas”, “Carrusel” y “Había una vez”, los años 80 fueron los años de fama de esta banda. Los Enanitos eran una referencia del rock sudamericano, y Marciano tuvo una de las voces más escuchadas.

 

A 40 años de distancia de aquella década, y en entrevista para 88.9 Noticias, Marciano reflexionó sobre el poder de la música y el rock. “Me encantaría pensar que la música tiene poder. Al menos sí tiene el poder de cambiar el pensamiento de alguien y eso ya es una maravilla. De hecho, esa es la razón por la cual Los Enanitos hemos estado tocando por tanto tiempo porque nuestras canciones son muy honestas. Cuando escribimos canciones, estamos contando lo que nos pasa”, comentó.

La música es energía capaz de conectar a quienes están sobre un escenario con el público, y Marciano tenía una idea clara para explicarlo. Así lo dijo a nuestros micrófonos: “Yo siempre hago una analogía, que es como si yo subiera la mano y tocara un cable de alta tensión y con la otra mano tocara al público, y la energía pasa a través mío y se va a la genta. Esa es la música. Pero esa energía que pasa por ti es fabulosa y es curativa y es sonadora. Y es sanador también tocar y cantar con la gente. La energía de todos cantando la misma canción”.

 

Con esa energía fluyendo entre su voz y el público, fue como Marciano vivió toda su trayectoria en el rock. Con Los Enanitos Verdes grabó 16 discos, eso además de 3 álbumes en solitario.

 

Escribía sus canciones porque era su forma de hablarle al mundo y de compartir sus vivencias.

 

Marciano era un hombre que requería inspiración, y encontró en Hermosillo, al norte de México, un hogar que lo conectó con el desierto y el mar por más de 15 años. Regresó a su natal Argentina en sus últimos años de vida para reconectarse con sus orígenes y para estar cerca de Felipe Staiti y Jota Moreli, sus amigos en Los Enanitos Verdes, a quienes consideraba parte de su energía vital.

 

Esa fuente energía, esa pasión por la música, lo llevó a los máximos escenarios en América Latina. Desde el Luna Park de Argentina hasta el Auditorio Nacional en México. De hecho, en el Coloso de Reforma se presentó apenas el 29 de abril para celebrar los 40 años de trayectoria de Los Enanitos; sin embargo, lo que más festejó Marciano fue su reencuentro con el público, pues la pandemia lo alejó de lo que tanto disfrutaba.

 

“Volver a tocar, para mí, fue volver a vivir. Quizá uno no se da cuenta o damos todo por sentado, y cuando te das cuenta que no es así, ha sido una maravilla, fantástico poder hacer lo que a uno le gusta. La pandemia, a los músicos nos dio en la torre”, sentenció Marciano antes de subir al escenario del Auditorio Nacional.

 

A los pocos meses de aquella celebración en México, Marciano se enfrentó a un padecimiento renal que lo llevó al quirófano. Hoy lamentamos la muerte de un músico que le dio fuerza al rock en español y que seguirá sonando con éxitos que grabó, como “Lamento boliviando”, La muralla verde” y “Amores lejanos”.

 

Descanse en paz, Horacio “Marciano” Cantero.