El manejador de Proteo nos cuenta sus experiencias como rescatistas y lo que vivieron en Turquía

Foto: Captura de pantalla

El desempeño de la delegación mexicana de rescatistas tras el sismo que afecto a Turquía, dejo una gran huella en esa nación, tanto que en Estambul se colocará una estatua a Proteo, el perro que perdió la vida a consecuencia del clima tan extremo que se tenía, mientras buscaba personas entre los escombros.  

La escultura será erigida en el parque que se inauguró en 2011 en memoria del rescatista japonés Miyazaki Atsushi, fallecido en el terremoto que sacudió el este de Turquía ese mismo año. 

Platicamos con el Cabo Policía Militar, Juan Carlos Villeda Márquez, durante los últimos 4 años, Proteo se convirtió en su aliado, recuerda al can de 9 años y siete meses de edad, como uno de los más fuertes en la SEDENA.  

“Era de los canes más destacados en sus actividades, siempre los tenemos en adiestramiento, ha tenido varias experiencias en otras circunstancias como el terremoto de 2017, era un perro muy experimentado, era de los canes más fuertes” 

Juan Carlos, decidió entrar al ejército por el amor a los perros y sobre todo por el entrenamiento que tienen a lo que se suma su vocación de servicio hacia los otros, sabe perfectamente que los desastres no avisan y se necesita personal dispuesto a arriesgarse para salvar a otros 

“A mí me gustan mucho los perros, me llamó mucho la atención aquí en la unidad canófila, el trabajo muy importante que se da en células de rescate o enervantes ahora que estamos trabajando en las aduanas, me despertó esa inquietud, me gusta, encontré esa forma de comunicarme con los perros” 

Si bien ya había ido a otros países con Proteo, en Turquía la situación fue muy diferente, nunca había visto una devastación de esa magnitud, a lo que se le sumaba el frio y la barrera del idioma. 

“La ciudad casi estaba destruida por completo, no teníamos señal, no teníamos como comunicarnos con ellos, teníamos traductores, aparte el clima era muy extremo, hasta 12 grados bajo cero, cuando entrabamos a trabajar el cuerpo como que se calentaba un poco” 

Y es que desde que llegaron con sus canes, todos querían ayuda, pero se tenían que seguir protocolos, era tal el número de víctimas que los canes marcaban casi en cada zona, las jornadas de trabajo para los canes eran de 6 horas, se les dejaba descansar y después volvían a buscar  

“Los cachorros los metíamos en dos horarios, éramos dos grupos e 5, los metíamos de 8 a 2 de la tarde, de 2 hasta las 9, depende de los resultados que tuviéramos o las personas que estaban ahí”  

Proteo al igual que Frida, se han vuelto en canes insignia que representan el esfuerzo de todos los equipos de rescate, de quienes arriesgan su vida para salvar a otros y de la unión de los mexicanos en este tipo de desastres.