En Sudán, al menos 56 civiles han perdido la vida y más de 600 han resultado heridos durante los violentos enfrentamientos entre el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido por el control del país.
Las tensiones entre los militares y los paramilitares se intensificaron el sábado, dos días después de que estos últimos se movilizaron en Jartum, la capital, y otras ciudades sin el consentimiento de las Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas de Apoyo Rápido informaron que tomaron el control del Palacio Presidencial; el aeropuerto internacional de Jartum y varios puntos estratégicos del país, incluida una comandancia general del Ejército y la sede de la televisión estatal, lo cual fue desmentido por las Fuerzas Armadas.
La Organización de Naciones Unidas y algunos países con gran influencia en Sudán, como Estados Unidos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, han pedido a las partes en conflicto poner fin incondicionalmente a las hostilidades, ante el temor de pueda derivar en un conflicto fratricida generalizado.
No obstante, las Fuerzas de Apoyo Rápido aseguraron que no se rendirán e hicieron un llamado a levantarse contra el Ejército, mientras que las Fuerzas Armadas advirtieron que no negociarán ni dialogarán con el grupo paramilitar sin disolverlo antes y acusaron a su líder, Mohamed Hamdan Dagalo, de ser un “criminal fugitivo”.
Sudán vive una situación de gran inestabilidad desde octubre de 2021, cuando el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido, ahora enfrentados, llevaron a cabo un golpe de Estado que puso fin a un gobierno de transición tras el derrocamiento, en 2019, del dictador Omar al Bashir, luego de meses de protestas.