Los linchamientos en México: cuando la desconfianza hacia el Estado se convierte en violencia

(Foto: especial)

El caso del feminicidio de la niña Camila en el municipio de Taxco, Guerrero, volvió a poner en el radar de la opinión pública el fenómeno de los linchamientos en México.

Esta forma de violencia colectiva y extralegal, cuyo objetivo es castigar de manera pública un supuesto crimen o una trasgresión al orden social, se ha documentado en el país desde la época posrevolucionaria; sin embargo, cada vez se han vuelto  actos más tumultuarios y de mayor impacto debido a las redes sociales.

Ante la falta de cifras oficiales, investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) reportaron más de mil 600 linchamientos, entre 2016 y 2022, gracias a notas periodísticas. Además, señalaron que ocurre con mayor frecuencia en entidades céntricas y densamente pobladas, como en Puebla, el Estado de México, Morelos, e incluso, en la misma Ciudad de México, en las alcaldías de Tláhuac, Xochimilco e Iztapalapa.

Uno de los casos más conocidos fue el del 14 de septiembre de 1968 en San Miguel Canoa, Puebla, en el que cinco trabajadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) fueron masacrados luego de ser acusados, erróneamente, por un párroco de ser estudiantes comunistas.

Destacan también los casos de los agentes de la Policía Federal Preventiva linchados en San Juan Ixtayopan, Tláhuac, en noviembre de 2004; así como el de los hermanos Rey David y José Abraham Copado Molina linchados en Ajalpan, Puebla, en octubre de 2015; y el más reciente del abogado Daniel Picazo, linchado en junio de 2022 en Papatlazolco, Puebla.

En estos tres últimos sucesos, las víctimas de linchamiento fueron acusadas de haber querido secuestrar a niños, lo cual da cuenta del peso y la centralidad de los miedos en torno al secuestro de niños en México.

Son actos de venganza, disfrazada de “justicia”

Al respecto, la profesora de sociología de la Universidad George Washington (Estados Unidos) y autora del libro En la Vorágine de la Violencia, Gema Kloppe-Santamaría, señaló que el arraigo por estos actos no es sí una expresión por la ausencia del Estado, sino de la profunda desconfianza frente a autoridades que son indolentes, corruptas e ineficientes.

“Es más bien una presencia de una autoridad a la cual la ciudadanía no le tiene confianza, la cual genera esa sensación de rechazo. De una autoridad abusiva y que se considera incapaz de proveer la seguridad y justicia que los ciudadanos demandan”, explicó en entrevista a 88.9 Noticias.

Aunado a las altas tasas de impunidad que imperan en estos lugares, agregó que existe un un nivel de cohesión muy fuerte para no sólo tolerar, sino aprobar, estos homicidios tumultuarios, donde se privilegian maneras autónomas de ejercer control social, en vez de llevar al acusado ante el juez y se le dicte sentencia. Antes se linchaba a la bruja, al comunista, al protestante; ahora al ladrón y al feminicida y se comparten las imágenes.

“Es este como capital social negativo ¿Qué pasa cuando tienes una comunidad con alto nivel de cohesión social, con alto nivel de respuesta? Saltan a esta forma de justicia que es realmente una venganza”, dijo.

Los riesgos de legitimarlos

Pese a lo anterior, la académica indicó que estos actos generalmente quedan impunes, porque la policía no suele estar preparada para disuadirlos, y la ley no es clara al respecto. Subrayó que, de no haber un estado de derecho, se corre el riesgo de que se legitime una cultura de castigo por propia mano y se lleve a lugares donde no es común.

“El linchamiento como tal no está tipificado como delito, pero por su puesto que se puede castigar, se investigan como homicidios dolosos, homicidios tumultuarios. Obviamente deben castigarse, son actos que son violatorios de las leyes, que contribuyen a un clima en el que se violan los derechos humanos de las personas”

Finalmente, advirtió que, como en el caso de San Miguel Canoa, una localidad puede quedar estigmatizada por muchos años, especialmente ahora con las redes sociales, al amplificar el impacto de los linchamientos sin importar que se trate de un destino turístico como Taxco, donde los hechos ocurrieron en pleno jueves Santo, ante la presencia de visitantes nacionales y extranjeros.