La Organización de Naciones Unidas reconoció oficialmente las propiedades medicinales del cannabis, con lo que eliminó a esta planta y su resina de la clasificación de estupefacientes más peligrosos, en la que figuran algunas drogas como la heroína.   

No obstante, su consumo con fines recreativos va a seguir prohibido en la normativa internacional, junto con sustancias controladas, pero con propiedades terapéuticas, como la morfina.   

Se trata de uno de los mayores cambios en la política de drogas de las últimas décadas, lo que va a facilitar la investigación de la marihuana, que tiene principios activos que han mostrado resultados prometedores en el tratamiento de algunos padecimientos, como el Parkinson, la esclerosis, la epilepsia, el dolor crónico e incluso el cáncer.   

La medida fue aprobada por la Comisión de Estupefacientes de la ONU durante una votación en Viena, Austria, dos años después de un dictamen de la Organización Mundial de la Salud que reconocía la utilidad médica del cannabis, pero proponía mantenerla bajo control debido a su carácter adictivo.