El Issste atendió eficazmente dos casos de paludismo, también conocido como malaria este año. En 2023 y en los primeros cuatro meses de 2024 se han registrado en México 263 casos confirmados de paludismo, de los cuales, 18 son autóctonos, mientras que el resto corresponde a una infección adquirido por personas que viajaron fuera del país.
A través de un comunicado, el issste informó que síntomas inician diez días posteriores a la picadura del mosquito portador del parásito, presentándose fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, malestar general, dolor en los huesos, articulaciones o músculos, náuseas o fatiga que pueden durar de tres a cinco días.
Con la implementación de estos protocolos, el Issste se suma a la agenda de la Estrategia Mundial contra la Malaria 2016-2030, adoptada por la Asamblea Mundial de la Salud.
Las regiones con climas cálidos favorecen la propagación de mosquitos. Por ello, en el sureste mexicano existe más probabilidad de adquirirla, esta es la razón por la que estados como Campeche, Chiapas, Oaxaca y Tabasco pueden ser puntos rojos de transmisión por vector (picaduras de insectos) y donde se deben apuntalar los esfuerzos de prevención y atención.
El especialista remarcó la importancia de establecer protocolos de abordaje clínico para el paludismo, debido a que puede confundirse con zika, dengue y chikungunya; de ahí la importancia de garantizar pruebas confirmatorias para diagnósticos más certeros.
Puntualizó que la intervención oportuna evita el desarrollo de complicaciones que ponen en riesgo la vida, tales como infección cerebral (cerebritis), destrucción de las células sanguíneas (anemia hemolítica), insuficiencia renal, (afección en el riñón) insuficiencia hepática (afección en el hígado), meningitis (inflamación de los tejidos que rodean el cerebro y la médula espinal), insuficiencia respiratoria por retención de líquido en los pulmones (edema pulmonar), o ruptura del bazo, que causa hemorragia (sangrado masivo interno).
El Issste cuenta con varios métodos de detección de paludismo; el más importante es el de gota gruesa, que consiste en tomar una muestra de sangre que se barre finamente sobre una laminilla de cristal para poder observar la morfología del parásito, a través del microscopio y con ello confirmar el agente patógeno.
El tratamiento se indica en las primeras 14 horas después de la confirmación de la presencia del parásito en el organismo. Consiste en suministrar cloroquina y primaquina, y es necesario el seguimiento médico desde los primeros siete días. Después de un mes se monitorea nuevamente para verificar que se haya frenado la afección y finalmente se hace una evaluación anual para corroborar la desaparición del agente infeccioso.