Al menos 51 personas perdieron la vida en el pueblo ucraniano de Groza, en el distrito de Kupiansk, en la región Járkov, luego de que un misil ruso cayó en una tienda de comestibles.  

Es considerado uno de los peores ataques en territorio ucraniano desde el inicio de la invasión de Rusia, en febrero de 2022.  

A través de su cuenta de Telegram, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, calificó la agresión como un acto totalmente deliberado de terrorismo y desde la ciudad de Granada, España, donde asiste a una cumbre con líderes europeos, pidió a sus aliados occidentales ayuda para fortalecer las defensas aéreas ucranianas para detener el terrorismo ruso.  

También advirtió que Rusia planea hacer una pausa en conflicto para tratar de rearmarse y si esto ocurre, advirtió que será lo suficientemente fuerte como para atacar a otros países en el foco de su expansión.  

Sobre la situación actual del conflicto, el presidente ruso, Vladímir Putin, apostó por una guerra larga que lleve a Occidente a retirar su ayuda a Ucrania. Asimismo, descartó, por el momento, el hipotético uso de un arma nuclear en Ucrania.