La forma en que tratamos a los abuelos y personas mayores revela, en parte, la calidad moral de una sociedad y del corazón. En esa lógica, lo que no rinde se descarta. Y en ese descarte, demasiados adultos mayores han quedado invisibles, olvidados, arrinconados. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que quienes nos dieron raíces sean tratados como si fueran un estorbo?
La Arquidiócesis Primada de México, a través del semanario “Desde la fe”, consideró que también existe maltrato psicológico, la violencia física y verbal, el abandono disfrazado de indiferencia y una creciente cultura del descarte. Pregúntate: ¿cuándo fue la última vez que llamaste a tu abuelo? ¿Hace cuánto le preguntaste cómo se siente, qué piensa, qué sueña? ¿Lo escuchas con paciencia o lo interrumpes?