Nick Carter, gracias a sus testimonios, envió a más de 600 delincuentes a la cárcel. Tenía una capacidad asombrosa para saber quién era culpable. A veces no lo dejaban entrar a los juzgados por su apariencia. ¿Por qué?
Porque Nick Carter era un perro bloodhound… literalmente. El testimonio olfativo de esta raza es aceptado en tribunales de los EEUU. Y claro, Nick no iba vestido para la ocasión a la hora del juicio.
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