¿Quiero dejar el nido y no puedo?

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Algunas razones por los que la edad para emanciparse es mucho más tardía que en generaciones anteriores.

Muchos jóvenes quisieran ser independientes entre los 21 y 26 años pero es difícil conseguirlo y la media está casi llegando a los 29 años y en algunos otros países se podría hablar de a los 30/31 años.

  • Independencia financiera
    El coste de la vida actual es realmente alto comparado con algunos sueldos que no les permiten ni siquiera hacerse cargo del pago de una renta y mucho menos todos los gastos adicionales
  • Mayor duración de la etapa formativa (especializaciones para conseguir un empleo)
    Esto genera un círculo en donde se piensa que “a más títulos académicos mayores oportunidades” y deciden seguir estudiando pero al salir los sueldos siguen sin alcanzarles para una renta, para mudarse, casarse o mantener una familia.
  • Postergar añoranza por nuevas experiencias y conocimientos.
    Lo que escuchamos como “Los 30 son los nuevos 20s, los 40tas son los nuevos 30tas” y así sucesivamente. Se explica cómo ese deseo de querer aprovechar y alargar al máximo la etapa de plasticidad neuronal que se presenta durante la adolescencia que es una etapa idónea para la búsqueda de nuevas aventuras y adquirí nuevas capacidades.
  • Y un punto que puede generar conflicto por tocar un tema delicado que no nos gusta mucho, es esta sobreprotección como padres (padres de una generación a la que se le recordaba constantemente sobre la importancia de trabajar para salir adelante) y esos mismos padres hoy queriendo cambiar un poco esta relación que podía caer en autoritarismo ahora siendo sumamente comprensivos y aludiendo continuamente a vivir por sus sueños y buscar la felicidad independientemente si eso les daba una independencia económica o no. Teniendo en este caso más ayuda de la necesaria y toda ayuda innecesaria generalmente perjudica al que se le ayuda preparando jóvenes que requieren constante feedback o apoyo y al mismo tiempo quitar la urgencia de buscar la propia independencia
  • Factor tecnológico que ha venido a cambiar incluso nuestras prioridades, muchas veces las apariencias son más importantes que las realidades. Una presión social en diferentes aspectos de nuestra vida. Se vive mucho más ensimismado y la visión egocéntrica y narcisista nos ha llevado a creer que en ocasiones no necesitamos de nadie (muy típico del adolescente).
  • Expectativas muy altas, asumir que no todos sus sueños se pueden cumplir tal cal y los planean

Escrito por Alicia Rábago, Mtra. Ciencias de la Orientación Familiar y en Educación, Neurocognición y Aprendizaje.