A la espera de la llegada de más armamento, Ucrania aplica la táctica de desgaste en su lucha contra las tropas rusas en Severodonetsk, la última gran ciudad bajo control de Kiev en la región de Lugansk.

Sin embargo, en un informe de la inteligencia británica se advierte que Rusia ya tiene el control en la mayor parte de esa ciudad industrial, que es clave para apoderarse de toda la región de Lugansk, desde donde las tropas rusas pretenden continuar la ofensiva contra la vecina Donetsk.

Al respecto, autoridades de la autoproclamada República Popular de Lugansk informaron que las milicias rusas han sitiado la planta química de Azot, ubicada en Severodonetsk, con decenas de soldados ucranianos en su interior.

De igual forma, los separatistas prorrusos aseguraron que inició el asalto ruso a Sloviansk y que en la mira también está la vecina Kramatorsk, bastión y centro militar ucranianos en Donetsk, respectivamente.

Por su parte, la Organización de Naciones Unidas (ONU) criticó la pena de muerte a que fueron sentenciados dos británicos y un marroquí que luchaban del lado ucraniano y que fueron capturados por separatistas prorrusos.

Los tres prisioneros fueron acusados de ser mercenarios y terroristas por el autodenominado Tribunal Supremo de la autoproclamada República Popular de Donestsk, lo que a decir de la ONU puede ser considerado como crimen de guerra, ya que en los juicios no se respetan los derechos ni las garantías del debido proceso.

El Kremlin se deslindó de la condena y negó que se les tenga que tratar como “prisioneros de guerra”, ya que fueron acusados de ser mercenarios y terroristas, en tanto que Ucrania afirmó que no escatimará esfuerzos para lograr la liberación de los tres soldados.