La crisis generada por el COVID-19 ha impactado a la mayoría de las industrias y proveedores de servicios, un ejemplo es el transporte privado, donde se ha observado una caída de 50%, lo que ha obligado a las empresas a ofrecer precios más accesibles a sus usuarios, para que no dejen de usar el servicio.
De igual modo en los servicios de comida a domicilio, se ha comenzado a observar un cambio de hábitos, ya que, en lugar de pedir cosas saludables, la mayoría de las personas han optado por antojos, escuchemos a María Pía Lindley, directora de delivery de DiDi.
“Pasamos de usuarios que usualmente pedían comida saludable a pedir postres, helados y alitas, la gente buscó un confort en la comida para soportar una situación de encierro y alto estrés”