Alegría no es sinónimo de felicidad: UNAM

La alegría es cuestión de empatía, de ser sensibles ante lo que le ocurre al otro, pero también tiene que ver con el placer

“La alegría tiene que ver con una situación de empatía, la diferencia fundamental es que mientras que la felicidad tiene que ver con el bienestar en general y tiene que ver con las expectativas que tenemos en el desarrollo, la alegría es una cuestión más a corto plazo, son pequeños elementos que nos van brindando pequeños episodios de una sensación que nos hace sentir bien, no necesariamente situaciones de felicidad nos va a llevar a la alegría, la alegría puede estar por situaciones que no necesariamente son tan felices”

Hugo Sánchez, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, en el marco del Día Mundial de la Alegría, que se conmemora el primero de agosto, dijo que la felicidad está determinada por el bienestar, la satisfacción de nuestras necesidades primarias y eso nos lleva a una sensación de esperanza en el futuro.

También tiene que ver con la activación de sistemas relacionados con el placer. Eso nos lleva a entender por qué al escuchar música tenemos la sensación de estar contentos.

En este proceso no sólo se activan regiones del hemisferio derecho del cerebro relacionadas con la entonación y el ritmo, sino que se liberan neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que ayudan a la modulación emocional y permiten tener esa sensación momentánea que nos hace sentir bien.

“Las artes son lo más engarzado con esa emoción; su apreciación lleva a la neurobiología de la estética o la percepción de lo bello: observar una pintura, una escultura, o incluso leer, activan diferentes regiones del sistema nervioso central que nos pueden generar alegría. Pero todo eso son conceptos que apenas estamos estudiando”.

Además, tener actividades lúdicas permite hacer a un lado la monotonía; establecer ciertos momentos de esparcimiento, en los cuales la atención no se centra en los problemas; permite que aparezcan “chispazos” alegres que a largo plazo conforman la felicidad.

También puede ser resultado de situaciones que no son necesariamente felices; por ejemplo, “quienes tienen un familiar en etapa terminal y fallece después de haber sufrido mucho puede brindar una sensación de alegría, aunque sea un evento triste, pues permite asumir que ya no sentirá dolor; aquí entra la empatía”.