Ten mucho cuidado cuando escuches: “No uses eso porque es muy provocativo”, “Te ves vulgar con esa ropa” o “No salgas así, ¿qué van a pensar de ti?”.
Son los ejemplos más comunes de la violencia contra una mujer, como una forma de control a través de la ropa, advirtió la organización Espacio Mujeres para una vida libre de Violencia.
Agregó que esta violencia, que no va sólo por el tema de la ropa, sino son ataques a la autoestima y la seguridad de las mujeres. Aunque puedan parecer inofensivos o estar disfrazados de preocupación, son palabras que refuerzan la desigualdad y buscan mantener dinámicas de poder que colocan a las mujeres en una posición subordinada.
La organización destaca que se trata de un problema profundamente arraigado. La violencia de control sobre la vestimenta está vinculada a problemáticas estructurales como el machismo y la cultura de la violación.
“En muchos casos, este control se ejerce no solo en las relaciones de pareja, sino también en entornos familiares, escolares y laborales, convirtiendo el cuerpo y la imagen de las mujeres en territorios a vigilar, disciplinar y presumir como si fueran objetos o trofeos”, advierte.
En este sentido, explicó que para identificar y erradicar esta forma de violencia, es fundamental reconocer que la violencia de control sobre la vestimenta no es una cuestión de preferencias personales, sino una violación del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y su imagen.
Algunos pasos clave para erradicarla incluyen:
Sensibilización y educación: Desafiar los estereotipos de género desde edades tempranas, promoviendo el respeto por la individualidad y la libertad de expresión.
Reconocimiento y acción: Identificar cuando los comentarios o actitudes traspasan la línea del respeto y denunciar conductas controladoras.
Apoyo institucional: Impulsar políticas públicas y campañas de concientización para que cada día se exponga también esta forma de violencia y la incluyan en las estrategias de prevención.
Espacio Mujeres para una vida libre de Violencia afirmó que la ropa que usamos es una extensión de nuestra identidad, un medio para expresarnos y sentirnos cómodas en nuestra piel, por lo que nadie tiene derecho a ejercer control sobre ello.
Por ultimo, consideró que para erradicar esta forma de violencia requiere de un esfuerzo de toda la sociedad, que se empiece por cuestionar las dinámicas de poder y promover la igualdad de género en todos los aspectos de la vida cotidiana, es momento dijo, de reconocer que hasta las formas más aparentemente “inocentes” de control postergan el ciclo de violencia que debemos detener.
Cabe mencionar que en México datos del INEGI revelan que más del 70.1%, esto es, 35 millones de las mujeres mayores de 15 años han sufrido algún tipo de violencia, lo que evidencia la gravedad de esta problemática.