Una expresión muy utilizada cuando esa situación desesperada toma otro rumbo, nos llega de la época en que era difícil determinar la muerte de alguien. ¿De qué estamos hablando?
“Salvado por la campana”. La gente con dinero hacía instalar en los féretros cuerdas conectadas a una campana en el exterior de la tumba por si acaso no habían muerto y despertaban dentro del ataúd.