Existe una relación curiosa entre los premios Oscar de la Academia y la pintura renacentista. Todo por la inspiración de una madre. ¿De qué estamos hablando?
En 1974, la señora Irmelin Inderbrinken sintió la primera patada de su bebé mientras veía, en el museo Ufizzi un cuadro pintado por Da Vinci. Ahí decidió que el niño se llamaría Leonardo, de apellido DiCaprio.
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