La autopsia realizada a George Floyd, quien murió después de ser asfixiado por un policía en Minneapolis, en Estados Unidos, reveló que padecía COVID-19.
El informe del médico forense jefe Andrew Baker dio a conocer detalles clínicos, entre ellos que dio positivo a coronavirus el 3 de abril, pero parecía asintomático.
El documento señaló que los pulmones de Floyd parecían sanos, pero tenía un estrechamiento de las arterias en el corazón.
Además mencionó la intoxicación por fentanilo y el uso reciente de metanfetamina; los signos de toxicidad por fentanilo podían incluir “depresión respiratoria severa” y convulsiones.